Uno de los problemas que resultan preocupantes en la sociedad es el número creciente de personas que padecen enfermedades crónicas, más del 10% de la población. Algunos de estos ejemplos son los diabeticos, asmáticos, reumáticos o el incremento de personas alérgicas. Esto supone un gran dilema para la medicina occidental que ha puesto en jaque desde hace décadas a médicos e investigadores que intentan descubrir sus causas. Desde hace más de un siglo la medicina ortodoxa utiliza una metodología científica que proviene de las ciencias naturales y que se centra en el análisis causal, pero el estudio no se basa en el estado del paciente sino en su resultado analítico. La respuesta es un enfoque orgánico que exige la verificación de los hechos patológicos con un gran número de datos medibles. Pero, ¿ qué ocurre con aquellos pacientes en los que no existen valores patológicos en sangre ni en ninguna de las pruebas clínicas realizadas pero que si muestran síntomas cómo irritabilidad, sofocos, dolores, predisposición para las infecciones o incluso enfermedades como la depresión? La medicina china tiene un enfoque totalmente distinto donde describe al ser humano como parte de armazón de acción cósmico y energético, es decir como un todo, un microcosmos dentro de un macrocosmos. Los médicos chinos se interesan por los fenómenos energéticos ya que les muestran los desequilibrios de la estructura global del hombre por tanto para la medicina china el objetivo es comprender la situación energética y valorar así una desviación patológica determinando aquellos factores que desencadenan la enfermedad. La característica distintiva de la Medicina Tradicional China es que se centra en el individuo como un todo y no la sintomatologia.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *